Mediante esta guía visual conozca uno de los recorridos más singulares de Sudamérica, el pasado indígena remoto y la influencia colonialista confluyen en un circuito turístico que une localidades e hitos arquitectónicos, arqueológicos y religiosos, protagonista durante siglos de la vida económica y cultural del Norte Viejo, la región original que inició la historia y las tradiciones argentinas.
Se trata de un proyecto de recuperación arquitectónica histórica localizando en el Departamento de Tinogasta.
Se considero especialmente la R.N. N° 60 ex N°45, entre Tinogasta y Fiambalá, a lo largo de la cual se suceden magníficos ejemplos de la arquitectura colonial del S. XIX y principio del S. XX, como así también encontramos vestigios prehispánicos del Tahuantinsuyo tales como Watungasta, M.H.N.
El Adobe
El adobe es una mezcla de barro, con paja de trigo o estiércol para que le de mayor consistencia a la pasta y firmeza al bloque, que es una especie de ladrillón secado al natural y con el cual se elevaron construcciones que hoy se mantienen de píe, y aún los lugareños siguen con la vieja técnica. Estos ejemplos aislados de arquitectura construida en adobe, estaban integrados a otras construcciones tales como poblados, conjuntos religiosos, residenciales militares o urbanos, construidos con las mismas tecnologías y materiales.
El circuito con 100 km de recorrido de turismo arqueológico-religioso donde usted puede visitar cuatro capillas antiguas Monumentos Históricos Nacional.
Entre ellas la más antigua de la provincia de Catamarca datada en 1.712, de la Virgen del Rosario en Anillaco, mandada a construir por el español Gregorio Bazán y Pedraza.
También puede visitarse el museo de la familia Orquera, las ruinas arqueológicas de los antiguos Watungasta (pueblo de hechiceros), un centro agroindustrial de 1.668 llamado el Mayorazgo de Anillaco y por último la capilla de San Pedro y la comandancia de Armas ya en Fiambala.
CAPILLA DE SAN PEDRO:
Declarado M.H.N en el año 1.941, es una de las expresiones más interesantes de la arquitectura religiosa colonial. En ella se guardan obras de arte de gran valor, traídas por el Comandante Domingo Carrizo desde Bolivia y el Alto Perú.
La Capilla fue construida en el año 1.770, con anchos muros de adobe, tirantes y puerta de algarrobo con antiguas imágenes y una gran colección de pinturas originarias del S. XVII, en el interior del templo se guarda la imagen del San Pedro caminador, tallado en madera y óleos, tiene para los lugareños una devoción, especial. Ubicada en la nave central del templo es el “Patrono de los viñedos”, y según se cuenta que camina durante la noche entre los viñedos y regresa al altar con espinas en la casulla y sus zapatos gastados del número 22.
Se puede encontrar además en su interior antiguas imágenes como la Virgen del Rosario, Santa Bárbara, Virgen del Carmen, la Virgen de los Dolores, San Nicolás de Barí y la imagen de un Cristo.
Historia de San Pedro
El Capitán Don Domingo Carrizo, estaba dedicado a las actividades comerciales, haciendo largos y penosos viajes al Alto Perú y Bolivia, en los mismos llevaba mulas, pasas de uva, aguardiente, semilla de alfa-alfa, entre otros, y desde allá traía artículos de Castilla, muebles platerías y joyas. En uno de estos tantos viajes en un pueblo perdido boliviano, se enteró que en una casi destruida Capilla los indios adoraban a San Pedro el cual brindaban un culto de ritos bárbaros, con poca devoción. Don Domingo llego hasta el lugar indicado para orar y conocer al santo, al verlo sintió un deseo simultáneo de traerlo a su pueblo.
Por la noche encontrándose en el lugar donde se hospedaba, soñó que el santo le hablaba, y le decía que fuera a media noche y que encontraría las puertas de la Capilla abierta, entre y lo lleve con él. Sin pensarlo más, se dirigió al lugar indicado, tomó el santo en sus brazos, lo acomodó en una petaca de cuero, luego en una de sus mulas y emprendió el largo viaje a su lejano Fiambalá. Los indios al día siguiente, apercibidos de que este foráneo se llevaba a su santo, lo siguieron embravecidos decididos a castigarlo y quitarle la imagen y cuando ya parecía inminente su captura, se levantó un terrible viento blanco (típico de la zona de puna) este produjo grandes polvaredas desorientó a los indios y ocultó al Capitán Carrizo y sus acompañantes. Quienes siguieron la larga marcha a través de la Quebrada de Humahuaca de Jujuy y Salta. Posteriormente se encaminó por los Valles Calchaquíes hasta llegar a su destino final. El Santo ya obraba milagros, cuando los protegió el viento de sus seguidores y para hacer rápido y sin inconvenientes la tremenda odisea desde el Alto Perú.
Después de este largo peregrinar el capitán ansiaba saber dónde se quedaría San Pedro y con gran fe y devoción pedía en sus oraciones que de alguna manera se lo hiciera saber.
Encontrándose ya en territorio Fiambalense, el animal que conducía la imagen cayó al suelo debajo de un algarrobo en frente donde actualmente se encuentra la capilla, el hombre se apeó y corrió para levantarlo, pero no pudo debido al peso de la carga, pidió a sus compañeros que lo ayuden pero todo intento fue en vano, no consiguieron levantarlo, entonces sintió en su interior como si el santo le pedía que quería quedar en ese lugar, y desde ese día no cesó de trabajar un día para darle el templo que le correspondía y su venerado santo, al cual mantenía de su peculio. Tal era la devoción de este hombre hacia la imagen de San Pedro que en su testamento redactado el día 17 de agosto de 1.795, ordena los estipendios con que mantendrán el templo y además su deseo era, que su cuerpo fuera sepultado en el atrio del mismo.
Comandancia de Armas
Al lado de la Capilla de San Pedro, se encuentra la “Comandancia de Armas”, su arquitectura militar presenta un anexo que se conoce con el nombre de “el cuadro” un cuadrado conformado por dos amplio salones de tres metros de altura por cinco metros de largo y habitaciones perimetrales, su techo restaurado siguiendo la misma técnica original de cañas atadas con tiento de cuero de vaca, cortaderas y barro mezclada con paja de trigo y estiércol, este lugar en sus postrimerías estuvo destinadas para el alojamiento de las familias que se desplazaban al lugar para las festividades del Santo Patrono celebradas en la capilla contigua, durante treinta días de homenajes con tabeadas, fogatas y guitarreadas, carreras de caballo, truqueadas, etc.
En sus inicios, este lugar se presentaba como el sitio de los aprestos militares, destinados al descanso y preparativos de las comandancias militares para luego salir en conquistas de las poblaciones hasta la vecina República de Chile.
En el interior del salón principal aún se pueden observar las pinturas o frescos con ángeles arcabuceros y personajes de la época colonial. En la entrada principal al salón se observa en el dintel in inscripción que dice: “Año 1.745 a. S (año del señor)”, entre tantos otros objetos que testigos fiel de nuestra historia.
Ruinas Arqueológicas de Watungasta (Pueblo de Hechiceros)
El río de la Toya, con su recorrido Oeste-Este, divide los municipios actuales de Fiambalá y Tinogasta. En su abanico aluvial, antes de su desembocadura en el río Abaucán, se emplazan las instalaciones arqueológicas de Watungasta, específicamente sobre la margen derecha y un brazo fluvial inactivo, respectivamente.
Se ubica en la confluencia de la quebrada del Río de La Troya o de los Jumes, con el amplio y semidesértico bolsón del Abaucán, a 1.440 msnm
Watungasta se yergue como el hito fundamental de la prehistoria regional, trascendente fue su tránsito por las distintas etapas prehistóricas que arrancan desde la cultura pastoril hasta que el incario se apropia de ellas transformándola en una ciudad de rasgos arquitectónicos incásicos centro de las referencias regionales.
La instalación está formada por un número importante de estructuras de formas rectangulares, circulares y poligonales, entre las que se destacan dos espacios abiertos, a modo de plazas, y muros que encierran recintos que definen espacios también abiertos, pero de menor tamaño que las plazas. El entorno construido está compuesto por arreglos arquitectónicos edificados tanto con materiales como el adobe, como piedras de origen fluvial. Estos se ubican a uno y el otro lado de la R.N 60.
Con las Sierras de Zapata al Oriente y el Cordón de las Sierras de Narváez y el Cerro Negro de Rodríguez al Occidente, se extiende el amplio valle de vientos perpetuos, mostrando los últimos vestigios de la historia Watungasta.
La Quebrada de La Troya que corta los cerros penetra hasta las altura de las Tambarías, hasta llegar a la Cordillera, y el Río Los Jumes que baja en esas alturas recorriéndola.
Watungasta, es el espacio que constituyó el Estado incaico entre 1.471-1.536, es de extraordinario valor histórico, arqueológico, en ella se produjeron los hechos que marcaron un pasado que hoy constituyen las raíces que identifican a un pueblo.
En la actualidad solo se alcanza a observar parte de su arquitectura:
Parte de los tres grandes torreones de ladrillos de adobe sobre colinas, uno de ellos con accenso por escalinatas de piedra
Conjuntos de edificios rectangulares o Kanchas
Depósitos o collcas de maíz, papas, zapallo, etc
Capilla de la virgen del Rosario de Anillaco y Residencia del Mayorazgo
Entre un bosque de algarrobo, se arriba a la hacienda de Juan Gregorio Bazán y Pedraza. El conjunto residencial, agropecuario y religioso, fue levantado entre el año 1.712 y 1.714, está inspirado en la hacienda andaluzas de España del S. XVIII. En esta época fue uno de los principales asentamientos de una región desierta y asolada por las guerras calchaquíes, a cuyo término Bazán fue honrado por el rey como Hidalgo de Privilegio.
En la actualidad, aún asoman los restos de la gran casona en forma de una “U” formada por la vivienda, graneros, depósitos y otras construcciones no identificadas. Los techos de las principales habitaciones están construidos en vigas curvas.
En este mayorazgo, se dedicó al engorde de animales, proveyéndoles el sustento con cultivos extensivos de alfalfa, estos animales, sobre todo la mula, ya tenían un mercado asegurado, a partir del extraordinario desarrollo minero de Potosí, además de esto, se llevaron a cabo actividades agro pastoriles hasta principio del año 1.913, se cumplieron actividades comerciales muy importantes y sus dueños han ido pasando de apellido en apellido siendo el último dueño según documentos la familia Navarro, y otorgaba trabajo genuino a muchos habitantes de la localidad, en pocas palabras esta casona fue una de las más importantes por varios años.
Capilla de la Virgen del Rosario
Ubicada en la Localidad de Anillaco, departamento de Tinogasta, data del año 1.712, considerada una Capilla más antigua de la provincia. Declarada M.H. Provincial en el año 1.993, tiene paredes de adobe de hasta un metro de espesor y un altar trabajado en una torta de barro, considerado el más importante por su estilo, arquitectura y el arte popular. En ella reunían en las ocasiones solemnes, cuando acertaba a llegar un cura doctrinero, por ejemplo, a su familia, a sus allegados, obreros e indios. Asistían a la ceremonia prevista según el orden y concierto de las rigurosas formas sociales que caracterizaban a las sociedades de aquellos tiempos. Los Patrones y principales adelante, más a tras el resto, sin mezclar color de piel, casta o condición económica.
Por este lugar dan cuenta los escritos que tránsito Diego de Almagro en 1.536, el primer español en recorrer el Noroeste.
La vieja Capilla doméstica, se convirtió en el templo de Anillaco, cuando por fin los Navarros abandonaron Anillaco, el deterioro fue ganando al templo, que, poco a poco, en medio de la desolación del paraje, fue convirtiéndose en una ruina. Hasta que por fin la provincia, atendiendo a su extraordinario valor cultural, y por gestión de algunos vecinos, se llevó a cabo la restauración en al año 2.001.
Capilla de la Virgen de Andacollo
Ubicada en La Falda – El Puesto, presenta un insólito estilo neoclásico, estructura íntegramente realizada en adobe y con algunas molduras talladas en una mezcla de cemento y cal, data de mediado del S. XIX y su frente de principio del S. XX. Pese a su enclave la aísla del tráfico regular de visitantes, el vigor del clima y los vientos zondas como así mismo el avance del cauce del río que cruza muy cerca de la misma han llevado al deterioro rápido, esto obligan a su continua vigilancia y preservación, es una de las capillas más nueva de “La ruta del adobe”, y se diferencia también de las demás porque posee dos torres campanario en sus costados laterales.
Oratorio de los Orquera
Ubicado en “El Puesto”, un pueblito tranquilo a 10 km de la cabecera departamental de Tinogasta, que se reduce a algunas casa dispuestas a los largo de la calle principal. Al fondo de una calle tranquila, se levanta “El Oratorio de los Orquera”, que fuera la capilla privada de la familia.
Su historia habla de que hace muchos años, en 1.713, llegaron a la localidad, cruzando todo el norte argentino, porque venían desde Chuquizaca – Bolivia, Doña Martina y doña Manuela Asiaris. Como eran damas católicas trajeron entre sus pertenencias, una imagen de la Virgen del Rosario, un Cristo crucificado, un San Antonio y un óleo de la Sagrada Familia en donde se lo ve a la Virgen María dándole el pecho al niño Jesús. Doña Martina contrae matrimonio con un lugareño llamado Genaro Fredes y forman su hogar.
Junto a la casa levantaron un oratorio donde desde entonces hasta la actualidad se veneran estas imágenes.
El oratorio fue erguido en cuatro muros de barro, donde descansa el techo sostenido por tirantes de algarrobo curvado, aun costado se levanta la torre del campanario que en otros tiempos estuvo la campana que luego fue fundida e incorporada a la que se halla en el nuevo templo de la Virgen de Andacollo, todo esto por disposición del cura de la época, así el pequeño oratorio quedo mudo para siempre.
En su interior presenta un altar tallado en barro con tres nichos cuadrangulares, las imágenes, una pileta de agua bautismal, un confesionario de algarrobo y una silla de estilo colonial.
La puerta, al igual que en todas las demás capillas está construida en algarrobo y gira sobre pivotes o quicios, con la particularidad que esta posee una cruz en el centro.
Este oratorio de barro es un símbolo en la “Ruta del adobe” y produce una profunda emoción en quienes lo visitan. En la actualidad pertenece a la familia de Don Santiago Orquera y su esposa Doña Teófila Fredes, descendientes directo de la viajera audaz que se detuvo en este suelo catamarqueño, Doña Rosa Orquera sigue firme al legado de sus antecesores familiares, quién se encarga de cuidar y recibir a todo cuantos lo deseen conocer a la reliquia del Puesto.
Casa Grande o de los Orella
Don Rodolfo Orella Valenzuela de origen chileno y doña Asunción de la Colina de procedencia riojana, contrajo matrimonio en el año 1.887 y deciden cimentar bases en el Departamento de Tinogasta.
De este matrimonio nacieron cuatro hijos, quienes ocuparon importantes cargos a nivel profesional de la Argentina, Don Rodolfo fue hombre de vasta cultura que, en procura de mayores conocimientos, viajó por varios países. De espíritu noble, luchador infatigable, generoso y por sobre todo leas a la tierra que le brindó hospitalidad.
Se puede decir por los antecedentes de este hombre, que fue un valor preponderadle para el progreso de esta zona. Fue, vice-cónsul de Chile y ocupo altos cargos en la administración de Ferrocarriles del Estado.
Entre los año 1.897 y 1.898, comenzó una situación conflictiva entre nuestro país y Chile, y por ese entonces presidente Evaristo Uriburo, atiende esta necesidad ordenando preparar los ejércitos para estar en óptimas condiciones, en este mismo año llega a Tinogasta y se instala “El Batallón Cazadores de los Andes” y se instala en la equina de la actual calles Moreno y Constitución, al año siguiente esta construcción se amplia y se construye una sala para sanidad militar. Esto duró hasta el año 1.899, fecha en el que el batallón se retira de Tinogasta, abandonando la construcción.
En el año 1.903 Don Rodolfo Orella, la propiedad en un remate, y recién lo hace escriturar al año siguiente, pero ese mismo año Don Orella en común acuerdo con su Señora esposa decide donar el predio a la Sociedad de Beneficencia, para que se haga funcionar un hospital.
Este ilustre Señor, fue el pionero en la actividad agro ganadera en todo el Oeste catamarqueño.
Pero en el año 1.941, el tinogasteño por adopción muere. El pueblo todo dio muestra de pesar por la pérdida de un tan noble hombre para toda la sociedad.
En la actualidad, esta “casona” luce con el nombre “Casa Grande – Hostal de Adobe” cumple la función de alojamiento, acondicionado y remodelado siguiendo la misma técnica del barro, y luce al agrado de todos cuanto deciden alojarse o simplemente visitarla, cuenta con los servicios esenciales para un buen confort.
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